Todos los debates europeos se producen ahora en una región periférica que lucha contra la despoblación
Desde mediados del siglo XIX los profesores de instituto díscolos eran enviados lo más lejos posible de Madrid. Badajoz, a cuatrocientos kilómetros de la capital, recibió un número importante de esos docentes krausistas, librepensadores a su manera y muy interesados en las técnicas educativas modernas, hasta llenar el viejo instituto provincial de linternas mágicas, animales naturalizados, mapas de todo el mundo y láminas de biología; lo que para algunos debió vivirse como un destierro fue la oportunidad de otros muchos, que pudieron estudiar a la altura de su tiempo, como en Bruselas, Berlín o París.